Resulta que yo tenia pensao hablar hoy del tema del día, osea Messi, pero al abrir el correo me encontré con esti texto y en cierta medida me siento reflejado pero... ¿¿¿seré YO SOLU???, os lo transcribo tal cual, leed y luego me contáis, lo de Messi quedará pa otru día.
Lunes. Son las nueve de la mañana. Un centro de salud en Gijón.
-Buenos días, doctor.
-Buenos días.Dígame, ¿qué le pasa?
-Vivo sin vivir en mí, doctor. No sé lo que me sucede.Ando nervioso, de un lado para otro,…
-¿Pero qué síntomas tiene?
-Muy raros, doctor, muy raros. Por ejemplo, después de trabajar toda la semana, llega el viernes y yo sólo tengo ganas de que llegue el domingo por la tarde; soy capaz de pasar más de dos horas sentado a la intemperie en pleno invierno, soportando frío y lluvia; cuando mejora el tiempo, y el sol comienza a calentar, me pongo manga corta, pero aún así, no me quito la bufanda…
-Uy, uy, uyyyy,…¿ de que color suele ser la bufanda?
-Siempre, rojiblanca.
-Me lo temía. Pues eso va a ser “esportinguismo”.
-¿Esportinguismo, doctor? ¿Y eso es grave?
-Bastante; si señor, bastante. De mano le diré que no tiene cura y que va a tener que convivir con su esportinguismo toda la vida.
-¿Qué me dice, doctor? ¿Y no hay algún método paliativo? No sé alguna píldora milagrosa que sirva de antídoto a esta pasión rojiblanca.
-Hombre, hay unas píldoras de color azul, pero esas creo que le darían más satisfacciones a su mujer que a usted.
-Dios mío, Dios mío. Es terrible. Y lo que más me preocupa es que comienzo a notar síntomas parecidos en mi hija.
-No me extraña. El esportinguismo es hereditario. Se transmite de padres a hijos en la mayoría de los casos.
-Pero es que mi mujer no es mi descendiente y también presenta estos síntomas.
-Eso es porque el esportinguismo, además de hereditario, es altamente contagioso y se transmite a todo aquél que convive habitualmente con el afectado.
-Esto es terrible. ¿Qué puedo hacer, doctor?
-Poca cosa. Continúe usted sacando su abono todos los años (con su correspondiente recargo) y no se olvide de pagar sus días del club, tres cada temporada. Y anímese, que más se perdió en Cuba.
-Sí, doctor. Adiós y muchas gracias.
(…)
-¡Siguiente!
-Buenos días, doctor.
-Buenos días. Dígame, ¿qué le pasa?
-No estoy seguro, pero esta mañana al levantarme ha sido ver las rayas rojas y blancas de la pasta de dientes y me han entrado unas ganas terribles de gritar ¡PUXA SPORTING!
-Dios mío. Esto es más grave de lo que yo pensaba. Enfermera, avise inmediatamente a la Dirección del SESPA, al Ministerio de Sanidad y a la OMS: estamos ante una epidemia de esportinguismo.
-¿Una epidemia, doctor?
-Sí. Y eso que habíamos tomado todo tipo de medidas para evitar que la enfermedad se extendiera: subida exagerada de los abonos, falta de fichajes ilusionantes, todo tipo de incomodidades en un estadio en obras y sin techo, fútbol los lunes,…Todo ha sido inútil. Está visto que no pueden ponerse puertas al campo. El esportinguismo se extiende sin remedio.
-Buenos días, doctor.
-Buenos días.Dígame, ¿qué le pasa?
-Vivo sin vivir en mí, doctor. No sé lo que me sucede.Ando nervioso, de un lado para otro,…
-¿Pero qué síntomas tiene?
-Muy raros, doctor, muy raros. Por ejemplo, después de trabajar toda la semana, llega el viernes y yo sólo tengo ganas de que llegue el domingo por la tarde; soy capaz de pasar más de dos horas sentado a la intemperie en pleno invierno, soportando frío y lluvia; cuando mejora el tiempo, y el sol comienza a calentar, me pongo manga corta, pero aún así, no me quito la bufanda…
-Uy, uy, uyyyy,…¿ de que color suele ser la bufanda?
-Siempre, rojiblanca.
-Me lo temía. Pues eso va a ser “esportinguismo”.
-¿Esportinguismo, doctor? ¿Y eso es grave?
-Bastante; si señor, bastante. De mano le diré que no tiene cura y que va a tener que convivir con su esportinguismo toda la vida.
-¿Qué me dice, doctor? ¿Y no hay algún método paliativo? No sé alguna píldora milagrosa que sirva de antídoto a esta pasión rojiblanca.
-Hombre, hay unas píldoras de color azul, pero esas creo que le darían más satisfacciones a su mujer que a usted.
-Dios mío, Dios mío. Es terrible. Y lo que más me preocupa es que comienzo a notar síntomas parecidos en mi hija.
-No me extraña. El esportinguismo es hereditario. Se transmite de padres a hijos en la mayoría de los casos.
-Pero es que mi mujer no es mi descendiente y también presenta estos síntomas.
-Eso es porque el esportinguismo, además de hereditario, es altamente contagioso y se transmite a todo aquél que convive habitualmente con el afectado.
-Esto es terrible. ¿Qué puedo hacer, doctor?
-Poca cosa. Continúe usted sacando su abono todos los años (con su correspondiente recargo) y no se olvide de pagar sus días del club, tres cada temporada. Y anímese, que más se perdió en Cuba.
-Sí, doctor. Adiós y muchas gracias.
(…)
-¡Siguiente!
-Buenos días, doctor.
-Buenos días. Dígame, ¿qué le pasa?
-No estoy seguro, pero esta mañana al levantarme ha sido ver las rayas rojas y blancas de la pasta de dientes y me han entrado unas ganas terribles de gritar ¡PUXA SPORTING!
-Dios mío. Esto es más grave de lo que yo pensaba. Enfermera, avise inmediatamente a la Dirección del SESPA, al Ministerio de Sanidad y a la OMS: estamos ante una epidemia de esportinguismo.
-¿Una epidemia, doctor?
-Sí. Y eso que habíamos tomado todo tipo de medidas para evitar que la enfermedad se extendiera: subida exagerada de los abonos, falta de fichajes ilusionantes, todo tipo de incomodidades en un estadio en obras y sin techo, fútbol los lunes,…Todo ha sido inútil. Está visto que no pueden ponerse puertas al campo. El esportinguismo se extiende sin remedio.
Pues eso, ¡¡¡ Puxa Sporting !!!
dioss respigueme jajaja
ResponderEliminarpero...
tamos tos contagiaos...
PUXA SPORTING!!!!!
yo también me respigué
ResponderEliminary mucho me gusta eso de no tener cura
Aupa Sporting
P.D.: Enhorabuena por su blog y por su campaña contra Pepín Braña, el impresentable
Cuentan con todo mi apoyo
Fdo: El Marqués del Infanzón